Proyecto de trabajo 2023-2027
La Universidad Nacional Autónoma de México se apuntala en su historia y tradición. Con los años se ha perfeccionado y alcanzado grandes logros, pero también enfrenta desafíos continuos que debe superar de manera responsable y propositiva, sin perder de vista su misión irrenunciable e identitaria, aunque no única, de formar a las y los profesionistas, investigadores e investigadoras, artistas, humanistas, técnicas y técnicos que el país requiere para dar solución a los grandes problemas públicos.
Actualmente, la Universidad está compuesta por 444,913 personas (entre alumnado y personal académico y administrativo) (Coordinación General de Planeación y Simplificación de la Gestión Institucional [CGPL], 2023), lo cual la enriquece en la diversidad, pero también aumenta los retos cotidianos. Gracias a las experiencias que he cosechado en mi paso por diferentes sectores de la Universidad, he vivido su complejidad, sus dificultades y sus desafíos; he participado, cuando me ha sido posible, en coordinar acciones para darles solución y he adquirido aprendizajes personales y profesionales invaluables. Sobre todo, he sido testigo del papel trascendental que la UNAM juega en la vida de los cientos de miles de jóvenes que han tenido o tienen la oportunidad de estar en sus aulas y recintos, siempre en un ambiente de respeto a las diferencias ideológicas y políticas, la diversidad cultural y social, las preferencias sexuales y de identidad de género.
Con base en estas experiencias y conocimientos presento algunas reflexiones, ideas y propuestas que, en caso de ser designada Rectora de la Universidad Nacional Autónoma de México para el periodo 2023-2027, permearían en el Plan de Desarrollo Institucional correspondiente.
Compromisos ineludibles
1
Defensa de la autonomía universitaria
2
Valores éticos, justicia, respeto, equidad e inclusión
3
Escuchar para construir, sumar y avanzar
Ejes de acción
La presente propuesta ha sido construida pensando siempre en los elementos centrales de nuestro quehacer: el alumnado y el personal académico de todos los niveles. Por tal motivo, organizo este proyecto en seis ejes fundamentales para el desarrollo personal y profesional de quienes formamos parte de esta comunidad.
La razón de ser de la Universidad y, por tanto, del personal académico, es el alumnado, por lo que es indispensable ser sensibles a sus demandas, requerimientos y problemáticas, para ofrecerles la mejor formación posible tanto en lo académico como en lo personal.
Sin lugar a dudas, para lograrlo, el personal académico juega el papel más importante, por lo que es de vital importancia centrar nuestra atención en sus necesidades y desempeño.
En la UNAM se procura la salud física y mental de la comunidad y se trabaja vehementemente para evitar cualquier tipo de violencia y discriminación. En particular, se han redoblado esfuerzos para lograr la consolidación de la equidad, la igualdad y la perspectiva de género, pero falta mucho por hacer y es menester aceptarlo.
La salud física, mental y emocional de las y los universitarios debe ser una prioridad. La UNAM ha abierto espacios y planeado actividades enfocadas en la construcción de una comunidad integralmente sana y se han logrado progresos sustanciales que debemos reconocer. Sin embargo, somos una sociedad grande y diversa que está distribuida en diferentes áreas del país, lo cual complejiza comprenderla y atenderla, por lo que todavía queda mucho por hacer. En general, es necesario diseñar políticas institucionales y estrategias específicas que protejan a los miembros de la comunidad, proporcionándoles un entorno seguro y saludable que eleve la calidad de vida del alumnado y del personal académico y administrativo.
La internacionalización es un aspecto muy importante que toda universidad debe contemplar, porque sus beneficios son muchos para el país y la comunidad. Ganar visibilidad y reconocimiento posiciona mejor al cuerpo docente y de investigación y también permite abrir espacios para el alumnado durante su proceso de formación y, después, para su inserción laboral. Así, es importante proyectar hacia afuera la grandeza de la UNAM, exponiendo sus capacidades, productos, oferta y la calidad de su alumnado, su personal académico y las personas egresadas.
A decir del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres, s.f.), “La equidad es el principio ético normativo asociado a la idea de justicia; bajo este concepto se trata de cubrir las necesidades e intereses de personas que son diferentes, especialmente de aquellas que están en desventaja”.
Partiendo de esta premisa, la sociedad, y con más razón la Universidad, deben lograr lo antes posible la equidad para la comunidad entera. Es imperativo reducir las brechas de desigualdad, aunque a veces nos negamos a aceptar que existen.
La UNAM tiene con su comunidad y con la sociedad mexicana el claro compromiso de implementar acciones que beneficien a todas las personas, por lo que asumimos la obligación de compartirlas y acercar el conocimiento que producimos a los distintos sectores del país.
Así, hemos de generar compromisos personales, colectivos e institucionales para procurar el bienestar, colaborando entre todas y todos, para compartir el conocimiento, intercambiar saberes y ponerlos a disposición de quienes los necesiten para resolver problemas sociales, de salud, ambientales y de cualquier otro tipo.
La estructura de la Universidad, por sus características, es compleja. Para sostener la formación del alumnado y ser capaces de aportar el 25% del total de la producción científica y humanista que se genera en México (Portal de Estadística Universitaria, s.f.), es necesario que coexistan múltiples entidades académicas, cada una con sus propias características, necesidades, problemáticas y dinámicas.
Aunque las tareas sustantivas de la UNAM son la docencia, la investigación y la difusión de la cultura, es necesario reconocer que solo podemos desarrollarlas si se apuntalan en una estructura normativa y administrativa sólida. Por tal motivo, se requiere de un andamiaje robusto y diverso que apoye, regule, promueva, norme y genere transversalmente las condiciones que permitan el desarrollo pleno de tales tareas, en instalaciones armónicas y en un ambiente respetuoso, inclusivo, saludable, sustentable y seguro.
Esto abre muchas áreas de oportunidad: la revisión normativa, la simplificación administrativa en lo general y la escolar en lo particular, la relación con las representaciones sindicales, el fortalecimiento de la conectividad para toda la comunidad, y la mejora de las instalaciones, entre otras.